Gracias a una sucesión episcopal ininterrumpida desde san Pedro hasta nuestros días, la Iglesia católica apostólica romana se considera a sí misma la única heredera legítima de la misión que Jesucristo encomendó a los doce apóstoles así como de los poderes que les otorgó. Ha ejercido una profunda influencia en la cultura europea y en la difusión de los valores de ésta en otras culturas. Tiene gran importancia numérica en Europa y América Latina, aunque también es considerable su influencia en otras partes del mundo. Al comenzar el siglo XXI, contaba con 1.083 millones de seguidores (un 17% de la población mundial).
De acuerdo con la tradición cristiana primitiva, su unidad fundamental de organización es la diócesis, asignada a un obispo. La Iglesia católica está integrada por aproximadamente 1.800 diócesis y 500 archidiócesis, las cuales, en la actualidad, no son más que sedes más distinguidas sin la jurisdicción especial que mantenían antaño sobre los obispos cercanos. La iglesia más importante de una diócesis es la catedral, donde el obispo preside la misa y otras ceremonias. La catedral contiene la cátedra (del latín cathedra, ‘silla’) episcopal, desde donde el obispo predicaba a la comunidad en los primeros tiempos.
Aunque la Iglesia católica mantiene algunas doctrinas que la distinguen de otras iglesias cristianas, su característica más acusada es la amplitud y universalidad de su tradición doctrinal. La Iglesia católica fija sus orígenes en las primeras comunidades cristianas y no reconoce ninguna ruptura decisiva en su historia, con lo que se considera heredera de todo el legado teológico apostólico, patrístico, medieval y moderno. Aunque pueda parecer que esta universalidad doctrinal carece de coherencia interna, ayuda a legitimar el término “católico” (universal) que la Iglesia se atribuye incluso en cuestiones de doctrina. En principio la Iglesia no excluye ningún enfoque teológico y desde la encíclica Divino afflante spiritu (1943) de Pío XII ha reconocido de forma oficial los métodos modernos de exégesis en la interpretación de la Biblia. Su participación en el movimiento ecuménico desde el Concilio Vaticano II ha hecho que muchos católicos aprecien el punto de vista doctrinal incluso de los protestantes, que rompieron con la Iglesia en el siglo XVI.
No comments:
Post a Comment